sábado, 1 de noviembre de 2014

La relatividad de la matria

No sabría describir cabalmente a la patria. No conozco al Perú completo ni mínimamente. Y respecto a la sangre, mi ascendencia negra es relativa; lo son también la indígena y la blanca. Sé de Nazca y Chiquián como cunas de mis abuelos, pero no crecí en ninguna de esas provincias, apenas conozco alguna de ellas. Si debiera hablar acerca de la patria tendría que referirme al espacio de tierra en el que nací: Lima; y no precisamente al departamento sino a la provincia. Y de aquella, tendría que considerar contundentes líneas al distrito en el que crecí: San Martín de Porres. Y de ese enconado y antiguo distrito, tan solo escenarios que soportaron las experiencias que retornarán en la antesala de la muerte: una herida sobre la rodilla, un par de puñetes desatinados, el dolor del enamoramiento. Sí, objetivamente, esa es mi matria.


miércoles, 29 de octubre de 2014

La obscenidad del buitre

Veo las fotografías que se le tomaron a Martín Adán durante las entrevistas que el poeta concedió a la revista Caretas y al diario La República. Tan solo la miseria humana pudo atreverse a registrar esas imágenes; específicamente, uno de sus móviles: la ignorancia. Lo que yo ignoro es si aquella ignorancia fue supina. Es decir, se supone que un periodista que recibe el encargo de entrevistar a un vate de esa talla, no es un reportero del montón. Sin embargo, ahí están, ahí estuvieron, permitiendo la intromisión al más íntimo rincón que la muerte nos concede. “No todo crimen es vulgar- dijo Óscar Wilde- pero la vulgaridad es un crimen”. Un crimen...


martes, 28 de octubre de 2014

Un mar de secretaciones

El creyente llora, el ladrón saliva, el comerciante suda, el tocador eyacula. Una procesión es un mar de secretaciones.

sábado, 25 de octubre de 2014

Paradoja de una sonrisa

Una profesora me dijo acerca de un cuento de Óscar Wilde: "Es una historia terrible, pero líricamente insuperable." Y suspiró. Y sonreí.





Tantas veces a destiempo

O puedes llorar el mar entero del verano ante la orilla del otoño.






De los contrasentidos que cultura ofrece

La obstinación por celebrar los cumpleaños puede evidenciar una alarmante soledad. Curiosamente, esa alarmante soledad puede encarnarse si el día en que se cumple años no se es abrazado por nadie.



viernes, 24 de octubre de 2014

Al borde de la orilla

Literatura Clásica por cuarta oportunidad. ¡Asignatura oceánica! El dictado de una materia cuyo estrés ha permanecido en la trinchera del docente. Reflexiono y concluyo horrorizado que la Academia promueve este tipo de utopías: encargos violentados desde su génesis debido a su imposibilidad. Podré haber aprendido que Andrómaca llora diariamente, que la frontalidad de la Gorgona representa el miedo en su estado natural, que Antígona significa "en contra de"; pero jamás me sentiré ni medianamente curtido ante el universo de lo imposible. (Marzo de 2014)

Una obsesión por la honestidad

Me gustaría ejercer el "periodismo de investigación", pero me sentiría extraño si me dedicara a destapar la miseria ajena mientras esté ocultando la mía.



viernes, 17 de octubre de 2014

De los contrasentidos que natura ofrece

Uno de los eventos más contradictorios que viví aconteció aquella tarde en la que el editor del área de Entretenimiento de ese periódico digital cantaba enardecido la sagrada letra de una canción contracultural.


sábado, 4 de octubre de 2014

La mansedumbre de los condenados

Si es que aún me siento joven es porque me moviliza una natural incapacidad de adaptación. Jamás me adapté a nada. Siempre sentí una intestina resistencia ante el aburguesamiento que ponderaban y ponderan los más de los hombres. Ante esa vida corriente y correcta, mediana y mediocre que persiguen y protegen los repelentes ciudadanos de a pie.







sábado, 20 de septiembre de 2014

La rata castrada

Abrazos, besos, cosquillas, caricias, arrullos: los primeros tocamientos que debieron haber recibido los tocadores furtivos. Un tocador equivale a una rata de laboratorio que no fue lamida por la madre y que se extravía torpemente en el laberinto. Sin encontrar salida, el roedor violentará las murallas de su distorsionado mundo. Su único camino sin retorno: la violencia del tocamiento no consentido.



lunes, 25 de agosto de 2014

Cuando el pasado llama a la puerta

Esa mujer que daba todo por uno y que rechazamos de manera escandalosa y abusiva. ¡Cómo y cuánto a veces se le extraña! El encuentro cotidiano con cada mujer sin nombre la reactualiza en un perfil, un cabello, una voz que se diluye en el espacio. Esa mujer reaparece tan perfecta que hasta su nombre contemplamos absortos y embrutecidos, como el asno extraviado que permanece en el camino. La nostalgia por lo que ya no existe nos golpea; pero la nostalgia por lo que supimos arruinar a veces gira y nos sonríe. Esa duele más.




sábado, 16 de agosto de 2014

Cuestión de especie

Visito a mi madre y me quedo a dormir en su casa un par de días. Miro mi cuarto y el abandono físico es notorio; pero el sopor de otro abandono me persigue, el del espíritu. El cuarto en el que me asilaba se ha convertido en el cuarto de un extraño. Ropa ajena, libros que me repelen y un álbum de fotos cuya apertura me suspendería en el tiempo. El aserrín, el polvo, la maraña... la misma telaraña de cada visita. Me siento sobre la cama y la siento rígida ¿Sobre este suelo he dormido? Abro las cortinas, miro a través de la ventana y antes de que llegue la noche ¡cómo extraño mi propia habitación! La penúltima habitación en la que vivo. La añoro. Añoro su lejanía, sus colores tierra, su aire denso y su atmósfera pesada; pero, sobre todo, sus espacios laxos: cada centímetro de un mundo desconocido y por conocer en tan reducido espacio. Una vez me dijeron que las personas son como los animales, que existen diferentes especies de personas. Pensé en un animal cuya naturaleza requiera de la evasión e imaginé un oso. Enorme, pardo, hosco. "El oso no anda en manada", me dijeron... Lo que ignoro hasta la fecha es si es que hay osos en la estepa.




lunes, 11 de agosto de 2014

Sex appeal

El sex appeal no merece una interpretación literal. O merece que en su definición se agregue el complemento de la sutileza; complemento que se adueña del concepto y trasciende como requisito. Dudo de que el sex appeal esté determinado por la proporcionalidad. Siempre el "complemento" de la sutileza determinará si una persona es sexi o si no lo es. Esa atracción sexual que depende de elementos que requieren de una observación detallista. Ni en su fotografía menos afortunada, Amy Winehouse deja de ser sexi. ¿Pero es proporcionada? Ni en el plano menos certero, Joan Fontaine deja de ser bonita; ¿pero en alguno es sexi? El sex appeal se determina, inclusive, por elementos extra-físicos como una mirada cómplice, el temperamento o la voz. No será el aspecto físico el que determine el sex appeal sino el hecho de que la persona en cuestión se convierta en una presencia que atraiga no solo la atención, sino una extraña y permanente curiosidad.


Sinestesia

La asociación mental entre sonido y color se denomina sinestesia. Esta familiaridad entre sensorialidades diferentes también se identifica entre el olor, el sabor, la imagen y la consistencia. En el quehacer clínico, el psicoanalista identifica la sinestesia en el trauma de su paciente para modificar una emoción o pensamiento nocivo. El terapeuta apuesta porque la escena traumática estuvo acompañada por un color que, acaso, permanece. En el quehacer artístico, la techné del simbolista recrea un mundo alternativo al captado por nuestros sentidos. Verde chillón es una sinestesia. Una voz de color azul podría estar asociada a la frialdad, lo que no ocurre con una voz roja, relacionada más bien con la calidez. Eso percibo en la voz de Mari Trini: calidez, fuego, encono, temperamento; una voz lacerada que grita libertad y ostenta una dolorosa sabiduría. ¿Qué decir entonces acerca del color de la voz de María Callas, Édith Piaf o Billie Holiday? Pregunta totalitaria. Cada uno ve colores en las voces a partir de su experiencia.



Máscaras

Así como la hipocresía media relaciones entre integrantes de la familia, la sobrestimación lo puede hacer entre amistades. Durante la adolescencia compartí con Alfredo Bryce la idea de que la amistad debería soportarlo todo. Hoy pienso que eso es insostenible. Algunas amistades son tan espeluznantes que en circunstancias apremiantes revelan su verdadera identidad: interés, egoísmo, superficialidad. Como la de ese amigo que nos utiliza como accesorio en una fiesta de desconocidos.







viernes, 8 de agosto de 2014

Holgura

He vivido pero no me basta. 
Me atreví a conversar con la desconocida pero no me basta. 
He sentido el amor enardecido y su enajenación pero no me basta. 
Derramé lágrimas en las que se me fue la vida entera pero no me basta. 
He resucitado a través del sexo pero no me basta. 
Y hasta me enamoré de nuevo pero no me basta. 
He entendido, por fin, porqué he sido tan malo con la gente pero no me basta. 
He arropado a un niño, le he cantado nanas y lo he visto dormir sobre mi pecho pero no me basta. 
Renuncié al trabajo innumerables veces pero no me basta. 
Logré componer un verso, fluí durante la noticia, dicté una clase atrevida pero no me basta. 
He tomado todos los medicamentos. 
Me entregué a sendas terapias como un conejillo de Indias pero no me basta. 
Bebí el extraño brebaje y me dejé caer desde la cima hasta la llanura pero no me basta. 
He recuperado el entusiasmo por el día siguiente pero no me basta. 
He vivido poco, a medias… Esto no me basta.

Pétalos

Armábamos con mi padre y mi cuñado una silla para escritorio. Mi sobrino de cinco años se acercó y me dijo: ¿yo también puedo ayudar, no? Sí, hijo, le respondí. Entonces colocó sus pequeñas manos sobre la silla mientras los grandotes la sosteníamos. Me miró a los ojos y le ofrecí una sonrisa. Pero él me la devolvió y apoyo su mejilla sobre la aspereza de mi mano y la acarició con la infinita delicadeza de su rostro... y sentí de repente que había recibido flores por primera vez.





De naturaleza itinerante

Dos carreras. Veinte semestres académicos. Cuatro centenas de créditos. Una vida en la que la ocupación y la vocación encontraron solamente una oscilante sintonía. Pasajes en los que las circunstancias completaron un sentido insuficiente o asfixiante. Y bajo estas experiencias, la convicción de no haber alcanzado jamás la plenitud. ¿Cuántas materias hechas polvo, cuántos haceres insubstanciales coparon este camino incierto, itinerante e insatisfactorio? Algunas personas vivimos como animales: en constante abandono y transformación, en un incesante y doloroso cambio de piel, en la necesidad de encontrarse sorprendido cada vez. Algunos vivimos como nómadas porque hacemos lo que somos.

viernes, 1 de agosto de 2014

Acerca de un poeta malquerido en el Perú

En la universidad, los profesores solían decirnos que los pilares de la poesía peruana eran César Vallejo y José María Eguren. El acuerdo en la denominada comunidad parece hasta ahora inamovible, como toda columna suficientemente cimentada. En Vallejo encontré el nervio y en Eguren el celaje; pero en ninguno, el encuentro espontáneo de ambas necesidades. Tan solo con la lectura de un soneto de Rafael de la Fuente Benavides hallé por fin esa feliz comunión: la “Ottava Ripresa”, de Travesía de Extramares. ¿Por qué Martín Adán continúa siendo el poeta malquerido del Perú? Se me ocurre una respuesta que terminará en lugar común. Porque en su obra encontramos otra suerte de fusión: marginalidad y trabajo extremos. Adán se extravió en la palabra como lo hicieron nuestros poetas "emblemáticos"; pero también supo salir de ese extravío con el desparpajo verbal del artista cínico y genuino. Sin caprichos vanguardistas, sino con la circunspección real del creador. En ese sentido, me atrevería a decir que Rafael de la Fuente transitó por los caminos de Luis de Góngora y Argote; es decir, versificó desde la oposición tinieblas-luz. Martín Adán hizo lo que quiso con la palabra. Su marginalidad genial o su genial marginalidad no debe asociarse burdamente al biografismo de programa de televisión o a la mezquina inclusión curricular de La Casa de Cartón. No, por Dios ¡cómo apesta a superficie esa mirada! El valor de la obra de Martín Adán consiste en que logró aquello que jamás vi con la misma talla en Eguren o Vallejo: el encuentro feliz del nervio y el celaje.

jueves, 31 de julio de 2014

Utopías de una carrera

La palabra comunicador es tan insulsa cuanto extravagante. El estudiante de Ciencias de la Comunicación egresa tan confundido como cuando ingresó. Las mallas curriculares responden a un mercado hambriento de técnicos desvalidos de los mínimos estándares de criterio. La vaguedad de sus asignaturas genera que el estudiante reciba tanta información acerca de todo que finalmente no aprende nada. Los que eligieron Periodismo descubren que no escriben una línea en una sala de redacción. Los que optaron por Publicidad advierten que los programas a los que fueron sometidos ya no se aplican en las agencias. Los que eligieron Audiovisuales se encuentran como frustrados directores de Cine. Los que optaron por Comunicación para el Desarrollo reparan en que están imponiendo ritos ajenos en una cultura diferente. Aunque los que eligieron Relaciones Públicas no se sienten tan estafados; más bien se preguntan que porqué no estudiamos Administración de Empresas, caray. 







miércoles, 30 de julio de 2014

Al borde del umbral

La mejor amiga del colegio. La mejor amiga de la universidad. La mejor amiga del trabajo. La mejor amiga... Mientras no concilio el sueño reaparecen imágenes en las que estuve en la frontera entre el amor y la amistad. Apunto de dar ese paso contundente y temerario. ¡Esa fracción de segundos en los que me faltó el aire! Y el añoro de lo que nunca existió me sobrecoge. Toda mejor amiga constituye un amor frustrado por falta de agallas.



viernes, 25 de julio de 2014

Una voz que llenaba los rincones

Uno de los refugios que mi hermana y yo encontramos durante nuestra infancia fue la música. Una tarde, después de haber sintonizado una estación, me preguntó: “A ti te gusta Jeanette, ¿no, Daniel ?”. Sí, le respondí... con la firme convicción de un niño de seis años. A partir de ese momento nació mi curiosidad por la rareza de esa voz. Esa voz de color azul me devolvía el gris de la ignota avenida, el amarillo de la antigua casa y el marrón de sus corredores. Esa voz de lozana tristeza me aguardaba tercamente en cada recuerdo, en la silenciosa abstracción infantil, en la hermandad de los objetos, en la precoz institución de la nostalgia. Ayer le pregunté a mi hermana de qué color veía la voz de Jeanette: verde nilo, me respondió. ¿En qué se parecen el azul lluvia y el verde nilo? Posiblemente en que ambos son etéreos, como una voz que ya no es voz, sino susurro en medio del silencio…



El triángulo

Esa capacidad extraordinaria para relacionarse con mujeres que viven bajo la sombra de su ex. Un momento de la cita bastará para que se deslice el nombre o el pronombre del fantasma. Esa liberación desatará cada recuerdo que latía clamando luz desde el interior de la caja de Pandora. ¡Y el cuarteado rostro de la confesión! Ese rostro parece materializar cuán presente está el pasado de la fulana. ¿Cuál será el momento adecuado para involucrase? Una amiga curtida en errores me dijo que "después del proceso de duelo". Incierto. Invadir territorio indio siempre será incierto. Lo único cierto es que se podrá caminar sobre él con las manos limpias después de haber soportado la más extrema de las soledades; pero no una soledad llena de muertos y heridos, sino aquella sugerida alguna vez por Juan Ojeda: una impecable soledad.





Mudanzas

Cada mudanza tiene sus particularidades. Pero todas implican la sensación de cierta pérdida y cierta ganancia. No todas son dolorosas pero todas son necesarias. La primera, la de la casa paterna, es por lo general difícil; cuando no, tardía. Esa última noche en la que los objetos de la reacia habitación cobraron vida y emitieron un concierto tan abrumador que despertó una inevitable pena. Mudanzas posteriores suelen emprenderse por motivos menos contundentes: una crisis financiera, la insoportable relación con el arrendador o el encallado recuerdo de un amor. Esa mañana en la que la tarea de empacar sacó de su escondite un cabello, un carmín o la obscena huella de una batalla placentera. Otras mudanzas parecen estar acompañadas por la luz del mediodía: cada esquina inexplorada del nuevo lugar despierta esa curiosidad que habíamos enterrado en algún lado. Mudanzas... cada una implica cierta pérdida y cierta ganancia, como toda negociación sostenible en el tiempo.




"La quinta de los Ticona, Balconcillo, Lima-Perú, 2008"
http://www.flickriver.com/photos/jag72/tags/lima/

Entre Eros y Thanatos

¿Qué provoca ese gesto de dolor en la cara de los amantes durante los momentos previos al clímax? ¡Qué rostro tan contradictorio!, si asumimos que no hay mayor satisfacción que la del coito. ¿Por qué una expresión tan dolorosa acompaña la sensación más placentera? Y acaso la inmovilidad y el silencio posteriores, ¿no nos descubren tan vitales pero tan adormecidos como si hubiésemos abandonado el cuerpo? Necesitamos salirnos… morir para vivir.



viernes, 4 de julio de 2014

Afectaciones

Nada más antipático que el afán por hablar en difícil que ostentan los literatos. Nada más inútil que rumiar en torno a lo que no puede terminar de explicarse a través de la razón. Si la adopción de este código persiste después del pre-grado es porque sus usuarios han terminado por suscribir su conversión en momias. La voz de un literato ya no es voz sino discurso, la oración que escribe no oración sino enunciado y el libro que lee ya no libro sino texto. Si las víctimas de esta herramienta de distinción no logran desvendarse a tiempo serán los únicos responsables de la fetidez verbal que dejen como herencia.