Veo las fotografías que se le
tomaron a Martín Adán durante las entrevistas que el poeta concedió a la
revista Caretas y al diario La República. Tan solo la miseria humana pudo
atreverse a registrar esas imágenes; específicamente, uno de sus móviles: la
ignorancia. Lo que yo ignoro es si aquella ignorancia fue supina. Es decir, se
supone que un periodista que recibe el encargo de entrevistar a un vate de esa
talla, no es un reportero del montón. Sin embargo, ahí están, ahí estuvieron,
permitiendo la intromisión al más íntimo rincón que la muerte nos concede. “No
todo crimen es vulgar- dijo Óscar Wilde- pero la vulgaridad es un crimen”. Un
crimen...
miércoles, 29 de octubre de 2014
martes, 28 de octubre de 2014
Un mar de secretaciones
El creyente llora, el ladrón
saliva, el comerciante suda, el tocador eyacula. Una procesión es un mar de secretaciones.
sábado, 25 de octubre de 2014
Paradoja de una sonrisa
Una profesora me dijo acerca de un cuento de Óscar Wilde: "Es una
historia terrible, pero líricamente insuperable." Y suspiró. Y sonreí.
viernes, 24 de octubre de 2014
Al borde de la orilla
Literatura Clásica por
cuarta oportunidad. ¡Asignatura oceánica! El dictado de una materia cuyo estrés
ha permanecido en la trinchera del docente. Reflexiono y concluyo horrorizado que la Academia promueve este tipo de utopías: encargos violentados desde su
génesis debido a su imposibilidad. Podré haber aprendido que Andrómaca llora
diariamente, que la frontalidad de la Gorgona representa el miedo en su estado natural, que Antígona significa "en
contra de"; pero jamás me sentiré ni medianamente curtido ante el universo
de lo imposible. (Marzo de 2014)
viernes, 17 de octubre de 2014
De los contrasentidos que natura ofrece
Uno de los eventos más contradictorios que viví aconteció aquella
tarde en la que el editor del área de Entretenimiento de ese periódico digital
cantaba enardecido la sagrada letra de una canción contracultural.
sábado, 4 de octubre de 2014
La mansedumbre de los condenados
Si es que aún me siento joven es porque me moviliza una natural incapacidad de adaptación. Jamás me adapté a nada. Siempre sentí una intestina resistencia ante el aburguesamiento que ponderaban y ponderan los más de los hombres. Ante esa vida corriente y correcta, mediana y mediocre
que persiguen y protegen los repelentes ciudadanos de a pie.
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