No sabría describir cabalmente a la
patria. No conozco al Perú completo ni mínimamente. Y respecto a la sangre, mi
ascendencia negra es relativa; lo son también la indígena y la blanca. Sé de
Nazca y Chiquián como cunas de mis abuelos, pero no crecí en ninguna de esas
provincias, apenas conozco alguna de ellas. Si debiera hablar acerca de la
patria tendría que referirme al espacio de tierra en el que nací: Lima; y no
precisamente al departamento sino a la provincia. Y de aquella, tendría que considerar
contundentes líneas al distrito en el que crecí: San Martín de Porres. Y de ese
enconado y antiguo distrito, tan solo escenarios que soportaron las experiencias que retornarán en
la antesala de la muerte: una herida sobre la rodilla, un par de puñetes desatinados,
el dolor del enamoramiento. Sí, objetivamente, esa es mi matria.