Apunto de escribir un texto
respecto del fracaso, recordé el fragmento de luz que se dejaba ver entre las
cortinas de mi habitación. Había pensado en una imagen aliviadora: la filmación
del amanecer. Esta imagen se había prolongado en otras más felices como la
filmación de ese muro antiguo frente al que la gente transita derecha. La prolongación
de una posibilidad. Primera lógica que logro objetivar sobre la base de un dolor: el
reconocimiento del fracaso. Mi fracaso lo he constituido a través de la prolongación de
actividades banales, muertas desde su origen... O romperte en el estado doloroso
y absurdo de la crisis o romper esta prolongación de la agonía. Una prolongación
en lugar de otra prolongación.
sábado, 31 de octubre de 2015
domingo, 4 de octubre de 2015
Proyecciones
Finalmente las personas a las que
había rotulado como amigos, y hasta mejores amigos, no eran mis amigos. No lo
eran. Eran fantasmas proyectados desde mis necesidades, precariedades y
miserias. Estos mejores amigos fueron esculpidos por las más urgidas de las manos, seguramente, durante la más tierna y ridícula de las juventudes. En eso
comulgamos algunos seres extraños con los hombres de oficina, con el bruto
libre que envidiamos secretamente en la hora de la fiesta. Eso es lo que tenemos
en común con ellos: la necesidad de refractarnos, de
proyectar lo que no somos o lo que, quizá, siéndolo mínimamente, nunca pudimos
desarrollar. Cuántas mentiras habremos fabricado entre individuos necesitados. ¡Cuántas
amistades falsas y abrazos vacuos habremos reafirmado para no sentirnos solos! Y,
paradójicamente, cuán solos habremos estado al fabricar estos simulacros de compañía
y complementariedad. Cuán solos…
sábado, 3 de octubre de 2015
Papá
Una tarde, al bajar del ómnibus,
mi hermana y yo vimos a lo lejos a mi padre. Estaba delgado, muy delgado, y
lucía barba (completamente infrecuente en él). Sonreía, parecía feliz; pero
también había una quietud que lo mantenía sereno o, por lo menos, sobre su
sitio. Nunca olvidaré esa imagen de mi padre. Porque es prácticamente una
radiografía de lo que le estaba pasando y de lo que fue una consecuencia de su
vida militar contra él, contra nosotros: una especie de alegría por el retorno;
pero una alegría congelada sobre la consciencia de un dolor… el dolor de haber
vivido en carne propia la mayor atrocidad de la República.
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