Tú debes tener
las manos fuertes y la mirada despejada. Llevar el
cabello recogido y ostentar el obsceno escote. Debes haberte encallado
las manos contra el árbol. Extender el
mantel a cuadros angostado cielo. Debes ser aire
extraviado entre los dedos vacuos. Llevar un dolor
antiguo que a tu paso asciende. Tú, cogerías el
rifle ante la fiera hambrienta. Debes ser leche
ardiente sobre el fuego eterno. Tu leve pliegue
observaría impávido al hombre atrevido. ¿Tan solo agua
caliente ante el mayor agravio para ser la misma? Mujer de manos fuertes y mirada despejada, por qué divagas
en un tiempo espacio en el que me hallo muerto. Seguro que eres
aire extraviado entre los dedos vacuos...
San Juan de Lurigancho, enero de 2015
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