viernes, 25 de julio de 2014

Mudanzas

Cada mudanza tiene sus particularidades. Pero todas implican la sensación de cierta pérdida y cierta ganancia. No todas son dolorosas pero todas son necesarias. La primera, la de la casa paterna, es por lo general difícil; cuando no, tardía. Esa última noche en la que los objetos de la reacia habitación cobraron vida y emitieron un concierto tan abrumador que despertó una inevitable pena. Mudanzas posteriores suelen emprenderse por motivos menos contundentes: una crisis financiera, la insoportable relación con el arrendador o el encallado recuerdo de un amor. Esa mañana en la que la tarea de empacar sacó de su escondite un cabello, un carmín o la obscena huella de una batalla placentera. Otras mudanzas parecen estar acompañadas por la luz del mediodía: cada esquina inexplorada del nuevo lugar despierta esa curiosidad que habíamos enterrado en algún lado. Mudanzas... cada una implica cierta pérdida y cierta ganancia, como toda negociación sostenible en el tiempo.




"La quinta de los Ticona, Balconcillo, Lima-Perú, 2008"
http://www.flickriver.com/photos/jag72/tags/lima/

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