martes, 1 de septiembre de 2015

Pituco

El domingo pasado sostuve un enfrentamiento verbal con un muchacho. Los hinchas de Cristal y Universitario marchaban vigilados por la policía montada y tan solo la berma central nos separaba. Los improperios entre ambas hinchadas empezaron a llover (aunque en otros sectores llovieron piedras y balazos). Fue entonces que mi sinrazón futbolística se apoderó de mí: “Calla pituco e mierda”. Noté que esa expresión ocasionó algo en la susceptibilidad de ese muchacho. Su cuerpo se recogió como el de esos pollos pequeños que se estacionan sobre el sitio. Su respuesta fue tan sorda que solo la murmuró, mordida, como puñete que se lanza con mala puntería. ¿Decir “pituco” equivale a decir “cholo”? Pienso que sí. Ambas pueden ser expresiones hirientes, dardos certeros que se lanzan desde diversos perúes… emotivos, resentidos, revanchistas; pero no desde una revancha futbolística, sino desde otra más antigua, enconada, intestina.   




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